lunes, 30 de mayo de 2011

SEGUNDA SEMANA DEL CAMBIO

Indignados, es una de las etiquetas que más fortuna ha tenido en los últimos quince días para definir a las personas que han ocupado las plazas. Las etiquetas siempre arrojan una luz parcial sobre los hechos, pero a veces ayudan en algo, y este caso no va muy desencaminda, además de entroncar con la publicacion reciente del libro de Stephane Hessel.

Estar indignado no es lo mismo que estar cabreado, o que estar ofendido, aunque hablando en la calle o en el bar lo podamos usar como sinónimo.

Indignado es el que ha perdido la dignidad. Y que es la dignidad?

En nuestra tradición Europea, que tan poco me gusta en general, hay algunas perlas que no está mal tener en cuenta. Una de ellas es la definición de dignida que nos da Giovanni Pico della Mirandola, escritor Florentinodel siglo XV.

La dignidad del ser humano se basa en poder hacer uso de su virtud. Y de nuevo una pregunta. Que es la virtud del ser humano? Pues la virtud del ser humano, que le hace diferente del resto de animales es la de autocompletarse. El ser humano nace como animal incompleto y tiene la capacidad de autocompletarse en un proceso de aprendizaje en el cual puede decidir como y en que dirección tomar las riendas de su vida. Dignidad es que cada uno pueda desarrollar sus virtudes.

La verdad, nosotros, viviendo en el sistema actual, tenemos difícil el tomar las riendas de nuestra vida. Nos lo pone difícil cobrar un sueldo precario y pagar unos precios de lujo. Nos lo pone difícil la supuesta autoregulación del mercado y la mentira constante de los políticos y de los medios. Nos lo pone difícil porque a causa de tantas cosas vivimos en una especie de esclavitud oculta por la cual cada uno de nosotros tiene muy poco tiempo para decidir que hacer con su vida, y simplemente seguimos la inercia.

En la plaza hemos comenzado a recuperar nuestra dignidad. Cada uno de nosotros ha decidido que hacer y como hacerlo. Cada uno de nosotros ha decidio en función de sus virtudes, preferencias y capacidades que iba a hacer y que dirección seguir. De ese modo nos autocompletamos un poco y comenzamos a recuperar la dignidad.

Sin embargo no todo es la plaza. En nuetra vida cotidiana también deberíamos poder recuperar nuestra dignidad. Sin embargo salimos de allí y continuamos en lo que estábamos hace quince días, pero más cansados aún porque desde hace dos semanas muchos de nosotros tenemos doble o triple jornada. La de siempre más el trabajo en la plaza. Así puede que releguemos esa capacidad de decidir y de aplicar nuestras virtudes a la vida cotidiana en pos de llegar a casa y enajenarnos ante la tele o el youtube viendo tonterías una detras de otra.

También en la vida cotidiana debemos recuperar la dignidad haciendo uso de nuetras virtudes. En el trabajo cotidiano, en la relación con los demás, en cada cosa, intentémos aportar y construir.

No todo es la plaza, la revolución está en la mente y en la conciencia.

Sin embargo la plaza es muy importante. Por que es un símbolo de que está en nuestras manos recuperar la dignidad, saliendo a la calle, cosa que hace dos semanas no hacíamos. Es un signo de que podemos desobedecer el orden impuesto. Una demostración de que aportando cada uno lo que quiere, como quiere y cuando quiere, hemos podido cubrir las ncesidades del grupo. Permanecer es una llamada a otras mentes y otras gentes para que hagan lo que esté en su mano por recuperar su dignidad. Permanecer es un espíritu colectivo que emana de la plaza y se extiende a otros ámbitos de la vida.

El mundo nos mira, y que vamos a decirle? Que nos vamos este u otro día porque estamos cansados. Estamos cansados pero somos gente digna y debemos asumir que cuando nos planteamos una tarea tan grande como la que tenemos entre manos también debemos asumir que nuestra energía debe ser enorme para poder abarcarla.

Permanecer es decirle al mundo: a galopar hasta enterrarlos en el mar.

lunes, 23 de mayo de 2011

PRIMERA SEMANA DEL CAMBIO.

El cambio ha llegado a nuestro mundo y ha comenzado por las plazas. Miles de personas están trabajando en ellas, en cocina, en limpieza, en comunicación, en asesoría jurídica, profesionales a los que quizás si hace una semana les hubiésemos planteado que trabajasen 10 horas al día por un movimiento social, probablemente nos hubieran dicho que no. Sin embargo, ahí estamos trabajando, no por dinero, si no porque el trabajo que se hace es fundamental llevarlo a cabo, y solo entre todos podemos hacerlo. Hoy el cambio en la conciéncia nos lleva a trabajar todos juntos.
Si el sábado éramos 15.000 en plaza Catalunya, tenemos que llegar a ser todos.

Dicen que no lo tenemos claro, pero no es cierto. Lo tenemos muy claro, el cambio es presente, tenemos muy claro en que dirección trabajamos, tenemos claro que el cambio es profundo y que el trabajo és duro, tenemos claro que se avanza lento por que hay que darle cabida a todo y articular todas las propuestas, ideas  y discursos, y así lo haremos porque esta lentitud nos parece totalmente legítima. Todos deben participar para llegar al consenso y para guiarnos a buen puerto. Vamos a la velocidad que debemos ir.
Por esos debemos tener claro que cuando uno se plantea un trabajo de enormes dimensiones ha de saber que dispones de una energía inagotable para alcanzar las metas.

Venid a la plaza todos los que no habeis llegado aún hasta ella, hagámonos conscientes de la magnitud del cambio y de las dimensiones del trabajo, colaboremos todos, porque lo que está sucediendo en las plazas no es cosa de un colectivo, es un moviento por el beneficio de todos los seres del planeta.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Spanish Revolution.

Madrid, Puerta del Sol, ayer
 Meses después del inicio de las revoluciones sociales en los paises árabes del norte de África comienza una respuesta popular similar en España. Miles en la Puerta del Sol de Madrid, cientos en plaza Catalunya de Barcelona, y otros tantos en una treintena de ciudades españolas, además de frente a la embajada de España en Londres, salimos a decir "ja n'hi ha prou".
Ningún partido ni sindicato está al frente de estas protestas pues éstas estan dirigidas contra el corazón mismo de una política corrupta que lleva al colapso de nuestras vidas.  Ayer en plaza Catalunya cada uno se representaba a sí mismo y la gente discutía en asamblea sobre que debíamos hacer. Pagar una multa, resistir el desalojo, crear un manifiseto, o varios manifiestos. No hubo ningún altercado y el clima fue de respeto, cosa que no estamos acostumbrados a ver en nuestros parlamentos. 
La política real es posible, la democracia se manifestaba ayer a pie de calle con el apego que tiene el que siente que la vida importa.
Nos hemos quemado viendo como los estados rescataban a los bancos con nuestro dinero sin ponerles ninguna condición mientras poco después se iniciaban los recortes presupuestarios en la administración.
Barcelona, Plaça Catalunya, ayer
Nadie pide nada imposible, ni extraño, simplemente que la política esté al servicio de las personas, que la separación sea real entre el poder económico y el político pues si no no nos podemos defender de la especulación, que no se le pueda sacar rendimiento económico a la carrera política, que el sentido social sea el sentido del estado, que no se nos mienta más como sucede día tras día desde hace tantos años.
Las plazas han quedado ocupadas indefinidamente. Dicen que quizás el sábado desalojen, pues al ser jornada de reflexión no están permitidas las manifestaciones. La verdad, desde mi punto de vista ningún político o gobierno tiene ahora legitimidad para pedir reflexión el sábado. Ninguno puede tener la caradura de pedir que nos vayamos el sábado por respeto a las leyes democráticas, cuando a cada decisión y a cada paso que dan ellos las menosprecian dejando en entredicho la ética con la que actúan y el sentido mismo del estado.
Basta ya, todos a la calle hasta que no dimitan los políticos, hasta que cada uno de nosotros podamos votar las leyes sin que ningún representante nos utilice para sus intereses, hasta que los bancos y las grandes empresas no asuman su responsabilidad social en la situación que ellos han creado a través de la especulación, hasta que no se regule de manera significativa el precio de los pisos y se prohiba especular con el precio de los artículos de necesidad básica, hasta que los salarios no aumenten en proporción a como lo han hecho los precios en los últimos años. Hasta que no encaremos todos estos problemas y tantos otros, ocupemos la plaza.

Nos vemos en la calle.